Aristóteles decía que el arte es la imitación de la naturaleza. Sin embargo, el hombre, como ser libre, no solo es fruto de su entorno, sino creador del mismo y por tanto el arte es también representación de la naturaleza de una sociedad. La cultura es entonces el producto de la capacidad del hombre de plasmar su interioridad, tanto su gozo como su sufrimiento, como argumenta Barragán. De esta forma la cultura es fiel testigo de la realidad social, creativa y sobre todo espiritual de un pueblo.
La experiencia estética a pesar de que es subjetiva en cuanto llega al alma propia de cada persona como individuo, tiene su valor objetivo en que como dice Pieper, el arte es una manifestación del orden interior—tanto del Bien como del mal. Por tanto, debido a que el arte es una manifestación de la búsqueda del Bien, de la felicidad, la belleza de una obra es objetivamente bella en cuanto manifieste un ordenamiento hacia el Bien objetivo del ser humano
A las ideologías totalitarias les interesa crear arte porque son omniabarcantes y al mismo tiempo reduccionistas. Toda ideología da un valor absoluto a algo que es relativo, y por tanto no son fieles a la realidad—intentan crear una nueva realidad, que en verdad es falsa. Por esta razón, quieren implementar esta ficción inclusive en el arte, que es manifestación de la cultura. Además, debido a que la Belleza inherente al arte libera al hombre y le hace conocer la Verdad, el arte ideologizado mantiene al hombre lejos de la trascendencia, como una bestia, para poderlo manipular y oprimir más fácilmente.
El ver la realidad es tan importante porque es la manera como conocemos y tenemos acceso a la Verdad. Y el hombre, como decía Juan Pablo II, y lo dice Pieper, necesita de la Verdad para vivir como un ser espiritual, elevado y libre y no como un ser irracional. La ideología intenta implementar la fantasía como la realidad y la mentira como la verdad para hacer lo que quieran con las personas—instrumentalizarlas. Además, como el arte llega al alma desnuda—con inmediatez—tiene un efecto directo sobre la interioridad existencial de la persona, las ideologías lo utilizan como canal privilegiado para trastornar el orden interno . Pieper dice que para poder contrarrestar esto debemos utilizar nuestros propios ojos para ver las cosas, no tomar las imagenes “digeridas” para el consumo como se presentan en los medios masivos con la TV o el internet, sino nosotros tomarlas directamente de la realidad.