OPINIÓN| Cuando el remedio es peor que la enfermedad

lo que la Corte Constitucional marcó como un rotundo éxito para la independencia judicial, en la práctica, terminó siendo un golpe para quienes litigamos bajo el sistema judicial ecuatoriano. En lugar de garantizar la imparcialidad judicial, la Sentencia pavimentó el camino para la impunidad dentro de la función judicial. La protección a los jueces contemplada en dicha Sentencia es de tal magnitud que, terminó por darle la espalda a los usuarios del sistema judicial frente a la arbitrariedad, la corrupción y el tráfico de influencias.