OPINIÓN| ¿Y si fuera mi hijo?

Lágrimas y silencios incómodos rodean las audiencias del público que escucha los testimonios y charlas de Tim. Y es coherente preguntarse ¿por qué la trata de menores no tiene la trascendencia que debería? Su equipo es claro en la respuesta: “oímos pero no escuchamos, vemos pero no miramos, tocamos pero no sentimos”, hemos formado un individualismo destructivo del “este no es mi problema”; “yo soy buena persona y con eso estoy tranquilo”.

Tim Ballard es un ex agente del gobierno estadounidense, su objetivo es la lucha contra la trata y abuso sexual de niños a nivel mundial. Su experiencia fue retratada en la película Sound of Freedom que tuvo repercusiones globales. En esta se narra en primera persona el rescate de niños de una red de trata y abuso sexual, liderado por Tim. La semana pasada tuve la oportunidad de acompañar a Tim en su ciclo de actividades en Cuenca (Ecuador). Tuve también la grata oportunidad de conocer el testimonio de uno de los rescatados.

Reconozco que al recibir la invitación, esperaba de inicio la asistencia de los más altos funcionarios del Estado en materia de investigación de este tipo de delitos, medios de comunicación, entre otros. Pues no. El objetivo de Tim y su equipo era visitar cantones y sectores rurales para desarrollar campañas de prevención. ¿A qué viene todo esto? A la necesidad de advertir a las zonas más vulnerables del peligro que corren los niños en estos contextos.

Recordé en ese momento el escándalo de Canoa (Manabí), donde se detuvieron a dos pedófilos que montaron un centro (hotel) para que turistas extranjeros accedan a una carta abierta de niños para su abuso; además, producían pornografía (abuso) infantil. Y es que algo tan monstruoso era más fácil en un lugar de esas características, cuya afectación desde el terremoto de Manabí de 2016 se agravó. Conocí que esta operación se pudo realizar por cooperación internacional (liderada por Tim) desde Europa oriental y norteamérica. Expuso que la mayoría de países manejan datos que otros países podrían utilizar para concretar sus investigaciones, pero que no hay tal comunicación.

A partir de este momento sabía que estaba acompañando a alguien ejemplar, que ha sacrificado su estable puesto de agente de gobierno y su vida familiar (con 9 hijos, 2 de ellos adoptados por él mismo cuando fueron rescatados de una red de trata tras el terremoto de Haití), por el bien de los que más sufren.

Al preguntar a Tim cómo consigue motivación para reagrupar fuerzas y seguir en esta lucha tan desgastante, él recomienda que nos preguntemos: ¿Y si fuera mi hijo? ¿Mi hermano o hermana? ¿Un amigo? ¿Cuánto daría por rescatarlo? Y más concreto, cuando el director de la película le hizo la misma pregunta, él, con sinceridad, respondió que los niños de Dios no están a la venta.

La explotación sexual de menores no es un tema mediático porque genera mucha incomodidad. No se pueden esperar heroísmos o atención mediática cuando se habla de violación, abuso sexual o pornografía infantil. Por mi parte, he sido testigo de primera mano de la bondad de Tim y su trabajo incansable por ir advirtiendo -y luchando- contra la trata sexual alrededor del mundo. Por lo cual, quiero compartir este mensaje para intentar llegar a más personas.

Tim hizo énfasis en priorizar el cuidado de los padres respecto de sus hijos, sobre todo en un control adecuado del uso del internet y de los videojuegos en línea, que son un sector que los pedófilos aprovechan para entrar en contacto con ellos suplantando identidades.

Desde el sector público Tim señaló que se debe fortalecer -como política pública esencial- el control de fronteras. En esta zona se acumula el tráfico de niños por la desinformación y la falta de control de los padres y cuidadores de los niños. A manera de ejemplo, señaló que en el ingreso a Estados Unidos hay reportes de 100.000 niños con indeterminación de su paradero o de quienes son sus representantes legales.

¿Cómo se puede apoyar a la causa? Desde la sociedad civil, lo que se necesita es concientizar sobre el tema y quitarnos la venda de nuestros ojos, la realidad puede ser cruda a veces, pero los niños son responsabilidad de todos. No temer el denunciar cualquier indicio de abuso o red de trata de niños. Algunos procesos ya se han levantado.

También se puede realizar aportes concretos. Los niños rescatados de la trata, como por ejemplo en Canoa, requieren de apoyo económico y psicológico, que pueden prestarse a través de centros de acogida que él maneja en conjunto con su colaboradora Aereal Recorey, ONG internacional cuyo objeto es el rescate de niños vulnerables de las redes de trata y abuso sexual infantil. Volvamos a ser una sociedad unida, que piensa y vive para nuestros vecinos y comunidades. Si no cuidamos a los niños, ningún otro logro tiene sentido.

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Victor Manuel Valle

Abogado Asociado